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Vida Mantecal

Se hace llamar Forastero

Actualizado: 8 ene 2021

Polaco de nacimiento, llanero de corazón que vino de paso a Venezuela y se quedó para siempre.

Nació en las lejanas tierras de la Europa Oriental en el norte de Polonia en una pequeña ciudad llamada Paslek cerca de las costas del Mar Báltico, un 21 de febrero de 1957.

Ese día la temperatura bajó a menos de treinta y cuatro grados Celsius y el frío del invierno por nada quiso ceder el paso a la primavera.

Era el segundo hijo de Don Francisco, que emocionado por tener un varón sin preocuparse por el intenso frío recorrió en su moto todas las tiendas y bodegas en búsqueda de unas naranjas, que quiso regalar a su esposa Helena, madre de su primogénita Cristina y ahora de Jorgito.


Su dulce niñez fue interrumpida por la prematura muerte de su madre en un trágico accidente (1962) cuya muerte lo marcó por el resto de su vida.


A los 7 años empezó su formación académica comenzando a cursar el primer año de la escuelita y por 21 años continuos no se separó de las aulas de clases, cuadernos, lápices y libros. Sus años de agudos estudios los terminó con una maestría en Teología Moral, obtenida en la prestigiosa Universidad Católica de Lublin.


Fue ordenado como Presbítero, el 17 de junio de 1984, trabajó por 2 años en su Diócesis y en 1986 se presentó como voluntario para ser enviado a las tierras de las misiones.

Cursó un año de formación en el Instituto de las Misiones y el 1 de agosto de 1987 llegó a Ecuador, donde trabajó en varias zonas y parroquias por un período de 5 años, en la Diócesis de Santo Domingo de los Colorados.

Terminado su contrato en el Ecuador, el 17 de septiembre de 1992 llegó a Venezuela para un corto paseo.

Durante su visita en la Nunciatura Apostólica y el encuentro con Monseñor Nuncio Oriano Quilichi este le convenció que se quedara en Venezuela y prestara su servicio a la Diócesis de Apure al menos por un período de 2 años.

Aceptando la propuesta viaja a San Fernando de Apure para entrevistarse con Monseñor Ignacio Velasco, posterior Cardenal y para ese entonces administrador apostólico de Puerto Ayacucho y encargado de la Diócesis de Apure.


El 11 de noviembre de 1992 salen juntos de San Fernando de Apure hacia Mantecal para la toma de posesión y en la alcabala de Biruaca, la Guardia Nacional les avisa que hubo una intentona de golpe de estado y están suspendidas las garantías constitucionales.

A la tercera semana de noviembre Pecold llega a Mantecal y allí continua hasta el día de hoy.


Gracias a ser misionero, con el espíritu abierto como el mismo dice, pudo conocer a personas cuya fe le asombraba.

Conoció la riqueza de los pobres y la pobreza de los ricos.

Logró llegar a los lugares donde ni los Cardenales llegan porque, por los lodosos y mal olientes caminos, miles de trochas y senderos caminan los misioneros dispuestos a cumplir con el mandato de Jesús: vayan y prediquen el evangelio al mundo entero.

Su espíritu inquieto y creativo a principios del año 2000 lo llevó a convertir los trozos y pedazos de madera en obras de arte. La ebanistería y talla se convirtieron en su pasión.

Participó en varias exposiciones a nivel estatal y nacional y fue reconocido por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura como patrimonio cultural viviente de Venezuela y le fue otorgada la credencial que lo certifica como escultor.


Como el mismo dice, dos días después de aprender a leer y escribir empezó su pasión por la lectura y escritura a la cual se entregó por completo.


Centenares de cuadernos y miles de hojas cubiertas por océanos de las letras las empolvó el paso del tiempo, pero algunos escritos se salvaron tales como:

  • El Poemario - Olsztyn, Polonia 1984 Edición clandestina y limitada

  • Los versos del Corazón Inquieto - Mantecal, Apure, Venezuela 1995

  • Familia Sequera Lozada - Plaz & Asociados Publicidad

  • Padre Strzelba, rozaniec i kon - Pelplin, Polonia 2012 (El Padre Rifle, Rosario y Caballo). Este libro tuvo una buena acogida entre los lectores y en diciembre sale su segunda edición. El libro está escrito en polaco y narra las experiencias, vivencias y aventuras de un joven sacerdote enviado a las lejanas tierras de Sur América. Es una autobiografía y un intento de dejar algún legado. Cabe destacar que casi la mitad de libro la acción se desarrolla en las llanuras mantecaleñas. En las hermosas fotografías quedan inmortalizados los paisajes y muchos habitantes de nuestro pueblo.

Actualmente Jerzy Pecold se encuentra trabajando como traductor para una editorial polaco y asiste con su ayuda a todos quienes la necesitan.


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