En un tiempo en Mantecal estuvo abierto al público un espacio donde la población asistía a distraerse, pasar un rato agradable, compartir con amistades y familia. Ese lugar era conocido por todos como Brisas del Caicara.
Vamos pal Caicara o nos vemos en el Caicara era la forma coloquial de citarse en el lugar.
Las convocatorias al Caicara aseguraban de pasar un buen rato. Era uno de los lugares concurridos y de común asistencia para celebrar graduaciones, matrimonios, comuniones, 15 años y todo tipo de festejo que requería de un espacio más o menos amplio para bailar y ocuparlo con mesas y sillas bien adornadas.
No recuerdo cuánto tiempo duró la actividad en este local tipo club, pero el tiempo que estuvo en operación cumplió su cometido.
El Caicara fue abierto por Don José Antonio Rumbos Navas junto con su compañera Doña Carmen Eloina Oropeza, mejor conocidos como Antonio Rumbos y Eloina Rumbos.
Don Antonio y Doña Eloina no son oriundos de Mantecal, como no lo han sido la mayoría de las personas que dieron vida a este gran pueblo en sus orígenes.
José Antonio Rumbos, hijo de Buenaventura Rumbos y María Rita Navas, ambos agricultores por excelencia, nació el 12 de agosto de 1922 en el estado Trujillo, en el pueblo de San Rafael de Carvajal; allí se formó y educó.
Por asuntos de trabajo, para el año de 1947 pisa por primera vez tierras apureñas llegando a San Fernando de Apure para hacer su intercambio comercial. Traía mercancía de Valera y llevaba queso, carne y otros rubros de Apure para vender en Valera; así comienzan sus viajes hacia el llano.
Años más tarde decide visitar a la población de El Samán en el estado Apure, a razón de que en ese lugar estaba asentado su hermano Pedro Rumbos.
Llega al Samán y logra incorporarse al comercio.
Estableció una bodega e hizo otros negocios que le ayudaron a progresar.
Encontrándose en El Samán conoció a la madre de sus hijos, una joven de nombre Rosa Angelina Sánchez, con la cual estableció relación y posteriormente formaron un hogar. De esa unión nacieron José Antonio "Antonito", Silvia de Jesús y Wilmer Antonio.
Con el tiempo y viviendo en El Samán, Don Antonio conoce a una dama mucho más joven que él, oriunda del pueblo, llamada Carmen Eloina.
Decide formar una unión de pareja con esta joven, se separa de Rosa Angelina, formaliza su relación con Eloina y regresa a su pueblo natal, en Trujillo.
Sus hijos, producto de la primera unión, se mantienen en El Samán al cuidado de su madre.
Al año de vivir en Trujillo entiende que no logra alcanzar las metas que esperaba para desarrollarse comercialmente por lo que decide regresar al llano. Arribado al Samán encuentra que su hermano Pedro se mudó a Mantecal, entonces centra su atención en este pueblo.
En Mantecal ya estaba su hermano mayor Don Pedro Rumbos ubicado, con familia y comercio establecido; es él quien lo ayuda en los primeros pasos hasta que logra independizarse.
Cuando adquiere la capacidad e independencia económica para montar su negocio, abre una bodega, como comúnmente se llamaba en la época. Todo negocio de ventas de víveres, no importa el tamaño era una bodega, pero en esas bodegas se encontraba lo requerido para la casa y en ocasiones para el trabajo de llano.
Ya establecido y con deseo de aumentar su negocio, adquiere licencia de licores y crea al conocido Brisas del Caicara, el cual estaba ubicado en diagonal con la casa actual de Lotfi, la que sigue a la casa de Nelson Bona.
En el espacio entre esas dos casas había una extensión o una boca calle que daba acceso al caño Caicara y había un árbol de mamón en el centro, donde los llaneros y clientes llegaban con sus bestias, las amarraban del palo y las dejaban mientras paseaban o hacían sus compras en el pueblo.
Cuando Don Antonio y Doña Eloina arriban a Mantecal, llegan solos y posteriormente Don Antonio busca y lleva a Mantecal a sus hijos.
Todos realizaron sus estudios en el grupo escolar José Antonio Páez, hasta terminar toda la primaria.
Don Antonio era muy devoto a José Gregorio Hernández y tuvo mucho que ver con la construcción de la capilla que está en su honor en el cementerio.
Don Antonio forjó su idea de hacer una capilla al Siervo de Dios en el cementerio, para ello fabricó una alcancía de madera que permanecía en su negocio. Todo aquel que deseaba contribuir con dicha capilla colocaba su dinero en esa alcancía.
Logró conseguir cierta cantidad de dinero y con su aporte se construyó la capilla y se hizo la figura de José Gregorio Hernández, la cual se fabricó en yeso en el mismo sitio donde está fijado. La figura fue hecha por Alilleri y Arnoldo Malpica que eran autobuseros de la línea Bravos de Apure.
Esa línea hacia el transporte para la época Mantecal - San Fernando y viceversa.
La capilla fue mano de obra de Francisco Javier Mora, el hijo mayor de Don Mora y seguramente algunos de sus hermanos lo acompañaron en esta misión.
Don Antonio contrajo cáncer mientras trabajaba y hacía sus negocios en el pueblo. Asistió a las consultas médicas hasta que debido a lo avanzado de la enfermedad decidió permanecer en su casa hasta el momento de su deceso, el cual ocurrió el 25 de febrero de 1995.
Sus restos reposan en el cementerio municipal de Mantecal.
Su compañera de vida hasta sus ultimos dias Doña Eloina permanecio junto a el hasta sus ultimos dias. Doña Eloina continuo su vida en el pueblo, pueblo que se convertio en su segunda casa de vida y alli fallecio recientemente.
Don Antonio y Doña Eloina fueron personas muy queridas y apreciadas por la gente del pueblo. Cuando se efectuó su entierro y por varios días se escuchaba la frase “se nos fue Ventarrón”.
Don Antonio era también conocido por Ventarrón, de hecho, atendía jovialmente a este apodo y le hacía gala al mismo con su camioneta verde en la epocas de verano, cuando conduciendo a velocidad dejaba la huella en su transitar.
El señor los tenga a buen resguardo. Saludos a toda la familia Rumbos.
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