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POR QUÉ CONTAR HISTORIAS

por  EL CANOERO DEL CAICARA

Si algún lugar ha sido pródigo para contar historias, ese ha sido mi pueblo.

 

Comúnmente en cualquier esquina, lugar de la calle, reunión de personas, en la bodega, carnicería, hotel; es decir, cualquier sitio que permita la reunión de más de dos personas, en ese momento surge como por arte de magia el contar historias.

 

Es como algo típico o propio de la gente del lugar y es por eso que existen sitios conocidos y de costumbre donde puedes encontrar personas que siempre están allí para ser escuchados, no importa el porqué de la reunión. Ya sea para jugar a las cartas, comer, tomar alguna bebida, para un trabajo grupal, todo invita a contar cuentos.

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Considero que el contar historias no es más que analizar e interpretar las transformaciones sociales que ha sufrido o sufre una comunidad partiendo de hechos pasados y estos sirven de ejemplo para preservar la cultura histórica del lugar.

No es más que el relato de acontecimientos pasados.

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La historia no nació el día que yo nací, por el contrario, tiene años, siglos; se ha venido contando historias a través de años por intermedio de sacerdotes, indígenas, chamanes, gurú y distintos personajes en toda la historia de la tierra misma.

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El contenido de las historias por lo general siempre es el mismo, se trata de contar quienes somos, de dónde venimos, cómo llegamos, cómo es o era el mundo en el cual nos hemos desarrollado.

La misión de las historias es caminar de la mano de quienes ya no están con nosotros, de los que están actualmente a nuestro lado y de los que vendrán; su interés es construir comunidad. La comunidad es algo más que leyes, normas, costumbres, las historias forman parte de la vida, de la formación de los pueblos.

 

Estas historias permiten guardar en la memoria colectiva de los pueblos situaciones significativas que dan valor a los modos de vidas de sus ciudadanos. Ellas forman parte del acervo histórico de su conformación por años.

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Se han hecho tan común que forma parte esencial de la vida de los pueblos.

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Por esta vía mi interés está en poder contar algunas historias que descubra parte de los orígenes y fundadores de Mantecal, un caserío que se convirtió en parroquia gracias a su gente.

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Todo lo que puedan leer y ver en este segmento se ha logrado gracias a la colaboración de familiares y amigos de las personas que en ella se presentan como ejemplos de ciudadanos, verdaderos ciudadanos formadores de comunidad. Vaya hacia ellos nuestro agradecimiento por su buena disposición a contribuir a la formación ciudadana.

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Es de un valor incalculable poder conservar la historia de nuestra tierra, de nuestros ancestros, de cómo se inició y desarrolló en el pueblo. La historia de esta tierra está nutrida de muchos ejemplos de vida, de familias enteras que fijaron sus raíces y todavía se siguen manteniendo, otras emigraron, pero lo más seguro es que guarden en su memoria los recuerdos de un pueblo que fue bondadoso con todos sus habitantes.

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Estamos convencidos que estas historias contribuirán a enaltecer a quienes hemos hecho vida en este espectacular pueblo del estado Apure, Mantecal, tierra de gracia.

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LUGARES

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Es paisajes inolvidables dignos de preservar, admirar y elogiar. Representan toda la grandeza y belleza de nuestros llanos.

La inmensa llanura está colmada de momentos significativos que invocan a la paz, la tranquilidad y el goce placentero.

FAENA

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La faena del llano ha ido evolucionando. Cada año el trabajo de llano se va haciendo más tecnológico, limitando la mano del hombre de llano.

Atrás va quedando el trabajo de llano con cimarrones y cachilapos, la soga hecha del cuero de res y demás faenas rudas y recias.

GENTE

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La vida de los pueblos se refleja definitivamente en su gente y el llanero por excelencia es amable, cariñoso, humano, de trabajo recio.

Los llanos por ancestros han sido tierras de leyendas, corridos y de diversos géneros artísticos que dan vida permanente a su gente.

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