Una familia numerosa y unida llegó al pueblo de Mantecal y se ubicaron frente a la plaza Bolívar en la que era la antigua casa de los Francos.
Familia tranquila, apacible, trabajadora, con una formación de hogar propia de esos tiempos.
Los hijos de este matrimonio fueron emigrando buscando mejorar su educación y otros caminos para su desarrollo personal; los padres siguieron unidos y continuaron en el pueblo hasta sus últimos días.
Una vez ubicados en su nueva casa, incursionaron en los negocios y abrieron una bodega con la cual se mantuvieron por el resto de los años. Una bodega más para atender las necesidades de los habitantes del pueblo y de aquellos que vivían en los vecindarios más cercanos y que acudían a diario para hacer sus compras. Por la misma acera donde funcionaba la bodega La Unidad, estaba también la bodega de Vaca Cardier y el negocio de Don Felicio Vera.
Estos negocios siempre estaban abiertos y eran atendidos por sus propios dueños. La atención de La bodega La Unidad estaba a cargo de la matrona y ocasionalmente del patrón.
¿Quién era esta familia que se asentó y vivió por más de 60 años en este terruño de nombre Mantecal?
Se trata nada más y nada menos que de Carmen Bartola Fuentes Sánchez (mejor conocida como Doña Bartola), quien nació el 07 de abril del año 1.900, en Guachara cerca de Achaguas, estado Apure. Hija de Pablo Fuentes y María Andrea Sánchez, la quinta de ocho hermanos.
Durante su adolescencia vivió en el fundo Burriquito, en el vecindario Morrocoy, parroquia Rincón Hondo, municipio Muñoz del estado Apure.
A los 18 años de edad, se casó con José Natividad Corrales, formaron una hermosa familia centrando toda su atención en sus 14 hijos, 8 Varones: José Natividad+, Ramon Balbino+, Reinaldo Elpidio, Los Morochos Pedro María+ y Pedro José+, José Fernando+ y Carlos Raúl; 6 hembras: Carmen Teresa, Rosa Victoria +, María Lourdes +, María de los Ángeles +, Julieta Elvira + y Nila del Carmen.
Algunos de sus hijos nacieron en el fundo “El Reflejo” que era donde vivía Don Natividad; este fundo quedaba por La Baecera, cerca de Santa Teresa.
A mediados del año 1958, se mudaron a la población de Mantecal, siendo entre otros, unos de los primeros fundadores del pueblo.
Entre los dos se encargaron de mantener su familia brindándoles amor y estando todos juntos bajo la tutela de ellos dos.
Lo que caracterizó siempre a la familia Corrales fue la unión. A ello se le debe el negocio icónico del pueblo de Mantecal el cual llevaba el nombre "Bodega La Unidad". Inculcaron valores de comerciantes y emprendedores a cada uno de sus hijos.
Como se mencionó anteriormente, MANTECAL es el pueblo que escogieron como residencia y donde se desenlazan todas las historias y vivencias asombrosas de estos personajes.
Doña Bartola, con su exiguo conocimiento de contaduría y administración llevaba el negocio con acierto y prudencia. Aún reposan por ahí sus libros de cuentas donde anotaba todo, tal cual vendía y hasta quien le debía, bien subrayado.
“Poro No” era una expresión muy usada por Doña Bartola en sus conversaciones rutinarias cuando tenía alguna objeción, refiriéndose a la conjunción "pero no".
La bodega La Unidad estaba siempre muy surtida en víveres y dulces de fabricación propia, como las tabletas de coco.
Su esposo Natividad consiguió la licencia de licores y ella, como buena comerciante instaló un caney de palma en la parte trasera de la casa y allí distribuían cervezas a los clientes que ella misma atendía.
Realmente Doña Bartola era dedicada y eso sí, que nadie le estuviera bebiendo cervezas en la bodega, ¡se molestaba! Para evitar esto construyó el caney y de esta manera los atendía más cómodamente y no estorbaban en su bodega.
A doña Bartola no le gustaba dejar en otras manos abrir la bodega por temas de supersticiones. Mantuvo siempre sus cábalas como la del día lunes donde decidió no vender a mujeres porque no le traían suerte para el desempeño de sus ventas.
La primera factura del lunes debía arrancar con un hombre y si aparecía una mujer se lo decía "ya viniste tú a comprar de primero, sabes que no me gusta vender a mujeres los lunes"
Era increíble su espíritu de venta. Se levantaba de su silla de cuero de vaca donde usualmente se le veía sentaba en la puerta del negocio por apenas un caramelo que costaba menos de un medio. Tenía clarito el dicho de que "no hay cliente pequeño".
Otra cábala que tenía era que cada día regaba las afueras de su bodega para atraer clientes.
Una de las historias que relatan los nietos que durmieron en el cuarto junto a ella eran los llamados a deshoras en la puerta o ventana de su casa ...
Doña Bartolaaa, Doña Bartolaaaa, una carterita, deme una carterita". Salía de su chinchorro rezongando y terminaba vendiendo, nunca decía que no.
Su esposo Natividad muere el 28 de marzo del año 1.980, después de haber padecido un ACV que lo mantuvo convaleciente por más de 8 años, hasta el día de su desaparición física.
Doña Bartola permaneció en su casa y muere un 3 de mayo, día de la Cruz del año 1.999 a la edad de 104 años. Los restos de ambos reposan en el cementerio municipal de Mantecal, ubicado en El Chacero.
Desde el año 1966 los acompaña por el resto de los años su nieto José Gregorio Corrales Tirado, mejor conocido como Chepele. Este joven, nacido en Banco El Medio, llegó a Mantecal proveniente de Bruzual. Su viaje lo hizo en canoa hasta llegar a las faldas del Caicara, en las costas que estaban ubicadas detrás de la casa de Angelina Montilla, Antonio Rumbos y Felicio Vera. Contaba en ese momento con 5 años de edad cumplidos, llegó para acompañar a sus abuelos y se quedó por siempre en Mantecal.
¡Saludos a Chepele!
Chepele, todavía vive en la casa de sus abuelos, mejorando de su salud, después de haber sufrido de un ACV.
Saludos a la familia Corrales Fuentes, semillas de este terruño, habitantes de este generoso pueblo.
¡Muchas gracias! por tan hermoso homenaje a mi familia, Gracias al maravilloso equipo de VIDA MANTECAL por plasmar las historias en plataformas tecnológicas y duraderas en el tiempo, la historia de nuestro pueblo y nuestras raíces. Millones de bendiciones.