Una joven nacida y criada en un hogar católico, de padres formados con valores y principios sólidos, que como todo padre desean lo mejor para sus hijos. Helena, hija única, se convirtió en algo de especial cuidado y atención. La reina de la casa, la bordona, la toñeca. La providencia le brindó la oportunidad de la vida al tener un padre de origen extranjero que se enamoró de Mantecal y decidió establecerse en esta tierra y dejar su semilla de origen.
Helena, joven tranquila, de carácter apacible, soñadora con muy altos deseos de desarrollarse y de alcanzar metas. Vivió la mayor parte de su vida intentando destacarse en todas sus actividades, de hecho fue buena alumna en sus años de primaria y secundaria.
Helena del Carmen Pecold Nieves nació el 10 de abril de 1999 en la ciudad de San Fernando de Apure y vivió su infancia y adolescencia en el pueblo de Mantecal, en los lejanos llanos de Apure en la localidad de Mantecal.
Sus padres, Jerzy Pecold y Carmen Graciela Nieves la guiaron durante 19 años en su crianza y templanza, acompañándola en cada camino y obstáculo.
Para el año 2016, una vez graduada de bachiller, Helena comienza a elaborar los trámites para iniciar sus estudios universitarios; su interés rondaba en los estudios de Criminalística y el reto de estudiar en otra ciudad imposibilito lograr su sueño. Esta coyuntura la obliga a permanecer en el pueblo y buscar otras alternativas.
La Ingeniería en Informática en la Universidad Politécnica del Alto Apure “Pedro Camejo”, ubicada en el pueblo fue la opción que más le llamó la atención. No obstante su sueño por la carrera de Criminalística se mantiene en pie.
Se mantuvo estudiando en la Universidad hasta 2018. Cabe destacar que fueron años de tropiezos y dificultades para Helena y para muchos más. Hace poco leí que los jóvenes de hoy día pertenecen a una generación exhausta de anormalidad. Esta situación obliga a nuestros muchachos a mirar otros destinos, otra vida que permita normalidad y "oportunidades".
La palabra "emigrar" finalmente llegó a manos de Helena, quien inicia un proceso complejo de conversaciones, sentimientos encontrados, dudas, añoranza precoz, preparativos para la separación de su querida familia, sus amigos de toda la vida y sus mascotas.
Claramente puedo imaginar a Helena con el torbellino de pensamientos y sentimientos, sin embargo, la idea de buscar un futuro esperanzador, un lugar donde educarse, desarrollarse en todos los sentidos y tener calidad de vida ponderó en la firme decisión de partir y no esperar a su querida Venezuela.
Fueron días de conversaciones con personas que la asesoraron con el tema migratorio. Ella quería estar segura y convencida del paso que iba a dar.
Algunas palabras quedaron tatuadas en su alma y corazón: “No lo pienses tanto, aquí no hay oportunidad, igual puedes ser alguien fuera de tu país, con una mejor formación”.
El combustible llegó y el motor para iniciar el 04 de Octubre de 2018 el viaje de su vida se encendió.
De Mantecal a Caracas: preparativos, despedidas, consejos, fortaleza, oraciones.
De Caracas a Maiquetía y un vuelo que llevó a Helena rumbo a Varsovia, Polonia.
Del profundo calor de Mantecal a el invierno largo, helado, seco, ventoso y nublado de Varsovia.
¡De tierra venezolana al Primer Mundo!
Helena fue recibida por una familia polaca maravillosa, fundamental en la adaptación y protección los primeros 9 meses en Varsovia. No obstante el enfrentarse a lo desconocido se tornó en algo difícil de manejar.
Sospecho como pudo haber sido el sentir de Helena de Mantecal, de 19 años, sin conocer el idioma, la cultura, la comida, las tradiciones. Sumemosle la nostalgia, el temor, la condición de forastera. ¿Fácil? Definitivamente no.
Por falta de valor tardó casi un mes en poder hacer una videollamada a sus padres.
Ya instalada en el centro económico y cultural más importante de Polonia, inició un curso por un lapso de 5 meses del idioma natal: el polaco. El curso le abrió las puertas para iniciar su primer trabajo que consistió en dar clases de español en un preescolar una vez a la semana. La dedicación, carisma y ganas de echar pa'lante le permitieron ampliar las horas de trabajo hasta completar cinco horas diarias toda la semana.
Helena habla polaco perfectamente, estudia inglés, viaja y conoce Europa en la medida de lo posible y comparte su vida con un hombre que la apoya incondicionalmente en todos sus proyectos, dentro de los cuales está el de continuar sus estudios universitarios, mantener su desarrollo profesional, visitar a la familia, su gente, su pueblo, su país, en lo que las condiciones estén dadas.
Al finalizar esta historia llena de juventud, valentía y sacrificio, Helena acota que todo lo que ha logrado se lo debe a sus padres y familia, pilares de su vida y a las aulas de clase de su querido Mantecal.
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