Contaba con 11 años de edad cuando me tocó acompañar a mi papá a los trabajos de llano; de allí nació mi amor por los caballos y por todas las faenas llaneras en general, además de sus paisajes, lagunas, esteros y calcetas (1) que jamás olvido.
Participar en las faenas llaneras me permitió sentir gran admiración por los hombres “de a caballo”, expresión usada al referirse a un llanero que contaba con las destrezas y habilidades para los trabajos de llano donde intervenía el caballo, algún otro animal y él.
A esos llaneros que participaban activamente en las faenas del llano y que lo hacían sin miedo y con arrojo los llegué a ver muy de cerca. Con algunos de ellos compartí arreadas de ganado en épocas de trabajo de llano.
Los años han pasado y ya muchos han fallecido, otros con edad avanzada ya no logran recordar sus travesías.
Hoy quiero recordar a un hombre “de a caballo”, con el que no tuve la oportunidad de compartir en un trabajo de llano. Tampoco le vi en una típica faena, sin embargo le conocí en el pueblo de Mantecal, lugar donde vivió y terminó de vivir.
Quiero referirme a José Catalino Hernández, recordado en todos los hatos y fundos donde le tocó trabajar. Reconocido también por amigos y compañeros de trabajo.
Este llanero nació y se crío en Las Matas, municipio Achaguas, el 3 de enero de 1928. Fueron sus padres Ana Tiburcia Hernández y Catalino Sánchez. Se crió y se formó en labores del llano, fue analfabeta; las condiciones de vida y su situación familiar no le permitieron educarse y en su vida adulta el trabajo del llano fue su pasión.
Trabajó como peón en varios hatos dentro de los que destacan: Mata de Agua, La Estrella, El Pinar, Hato La Varguera, El Frío.
En estos hatos el trabajo era recio pues había que recoger ganado cachilapo (2), amansar caballos cimarrones (3) y para todo estaba dispuesto, además de ser un excelente amansador y mejor arrendador de bestias.
José Catalino tenía un apodo por el que atendía singularmente: “Pajarito”.
Cuando prestaba servicios en el hato El Frío lo enviaron a trochar (4) caballos, oficio en el que destacaba, para una fundación del hato que quedaba en El Guayabo.
Estando cumpliendo con su trabajo en esa fundación en El Guayabo, tuvo la oportunidad de conocer a una joven que más tarde sería su esposa; se trataba de Sixta María Moreno. Con ella contrajo matrimonio en el año de 1960 en El Samán.
De esa unión nacieron dos hijos: Maritza del Carmen Hernández Moreno (actual esposa de Hernán Contreras (parientico) y Wilmer José Hernández Moreno (Guilo).
A José Catalino lo podemos entonces describir como un hombre de a caballo, recio en el trabajo de llano, bueno en la copla, virtuoso en el baile de joropo y buen compositor.
Bailó en festivales de joropo y fue acreedor de premios por su ejecución. Le correspondió en una oportunidad demostrar sus dotes de bailador de joropo ante el presidente de la república en ese momento el Sr. Carlos Andrés Pérez en el año de 1973; su pareja de baile para entonces fue Carmen Pérez, ya fallecida.
Como compositor tuvo varias canciones que fueron grabadas y fueron éxito discográfico, como lo son: Zoila Moreno, Catira Sabanera, Felito Peña, Amigos del Alto Apure, Muñequita bailadora entre otros.
Pajarito voló de Mantecal a la edad de 79 años, el 24 de octubre de 2007, el día de San Rafael producto de un cáncer prostático.
Seguramente continuará volando por todas estas tierras llaneras que fueron su inspiración y su vida.
(1) Calceta: Pequeña extensión de tierra plana sin monte.
(2) Cachilapo: Toro salvaje que se encuentra en la sabana y que no conoce de soga ni de corral.
(3) Cimarrón: Animal salvaje, mañoso, cerrero.
(4) Trochar: enseñar al caballo a atender protocolo de obediencia, trote y doma
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