Un llanero de por estas tierras, de arpa, cuatro y maracas; Pedro Emilio Toledo González, conocido como Emilio Toledo o Emilito como muchos le solían decir. Nace en el caserío El Rosario - Banco el medio, municipio Achaguas, estado Apure, el 21 de junio de 1937.
Es el menor de 3 hermanos, hijo de Juliana Andrea González Rivas y Ramón Emilio Toledo Landaeta, conocido arpista del lugar junto a Ignacio Indio Figueredo.
Emilito a la edad de 4 años junto con sus padres se mudan al pueblo de Achaguas en el estado Apure, en un lugar conocido como La Puerta, a seis kilómetros del pueblo.
Se conocía este lugar como La Puerta porque por allí pasaba la carretera nacional y en ese punto, había una reja cerrada. Los viajeros debían bajarse para abrirla. Emilito era quien le abría la puerta a esos escasos vehículos que para entonces circulaban por la vía con destino a San Fernando o lugares adyacentes.
Crece convertido en un llanero de caballo, toro y majada.
Cursó pocos estudios pero desarrolló una inteligencia natural que lo llevó a ocupar altos cargos en la política social y en cargos judiciales. Era un hombre que se nutría mucho de la lectura y sobre todo se actualizaba día a día.
Contrajo matrimonio en septiembre de 1960 con Esther María Acevedo de Toledo, también de Achaguas. De esta relación nacieron 10 hijos: Wilson, Beatriz, Lesvia, Jhonny, Luis, Sonia, Ali, Nirvian, Edgar y Yazmin, además de otros 4 hijos de otra relación, son ellos Arnaldo, Carmen Emilia, Yuli y Alba.
Sus hijos mayores nacieron durante su permanencia en Achaguas y los menores Edgar, Yasmin, Carmen Emila,Yuli y Alba, criollitos de Mantecal.
Don Emilo se muda para Mantecal atraído por un tío de nombre Saúl Graterol con la idea de montar un negocio que le permitirá tener un trabajo.
Así llegó al pueblo y se ubicó en una casa que era de Everardo Gualdron y que daba acceso al puente que va a Yopito.
Estando allí abrió el café-restaurant Caicara, atracción en su momento. También funcionó en un local contiguo la primera línea de autobuses hacia Caracas llamada la línea Guárico. Por intermedio de ella logró incorporar la prensa escrita vendiendo el diario El Nacional a un bolívar.
Se destacó también como un buen barbero, compositor y cantante.
Tiene en su haber la composición de más de 100 canciones de música llanera, muchas de ellas que hoy son iconos o reliquias del folklore nacional, tales como:
Amor desconocido
Aida
Te seguiré paso a paso
Mala jugada
El corrio de los pavitos
Adiós Santana del Táchira
Mi regreso a Santana
Amanecer en Mantecal
Caicara se van tus aguas
Te estoy amando en silencio
Puente sobre el Matiyure
Lagrimas del Nazareno
Achaguas me vio nacer
Achaguas aquí está tu hijo
Estas cuatro últimas dedicadas a su pueblo natal Achaguas entre muchos temas más, todos grabados en su gran mayoría por Francisco Montoya, Jesús Moreno, Eneas Perdomo, Ángel Ávila, Wilson Toledo y Sonia Toledo ambos hijos de este destacado personaje.
En noviembre de 1974 se muda a la población de Mantecal, en donde vivió hasta el día de su muerte el 19 de febrero de 1992 a raíz de un accidente de tránsito.
Allí se dio a conocer por su jovial personalidad y como un servidor social que se ganó el aprecio de propios y extraños.
Además de barbero y cantante, ocupó altos cargos en la política, fue jefe de un partido político conocido por muchos años, Presidente de la Junta Parroquial, Juez Accidental en varias ocasiones con reconocimientos del gremio jurídico, fue Presidente de una de las mejores ferias de Mantecal en 1980.
Hoy sus restos reposan en el cementerio Municipal de El Chacero en Mantecal, pero sus recuerdos y composiciones están y estarán para siempre con nosotros, como lo dijera él en una de sus composiciones EL ARTISTA NUNCA MUERE.
Saludos a todo su familia, gracias Wilson; por este medio estamos para apoyar todo el sentimiento mantecaleño.
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