Interesante hablar de un hombre con ideas revolucionarias, en cierta manera formado con esas ideas, de hecho, las vivió en carne propia, se enfrentó en cuerpo y alma a lo que el estado había creado como norma de convivencia social y política, combatió al establishment.
En edades tempranas, me refiero antes de los 18 años es difícil no encontrar quien no se sintió atraído a las ideas revolucionarias comunistas. Yo me leí “El Manifiesto Comunista” a los 14 años, creo; lo tenía mi hermano mayor y la curiosidad me invitó a leerlo completamente año 1969, 70. Un buen intento.
Justo Rojas no escapó de esta tentación, tanto fue así que participó en cursos de formación y entrenamiento ideológico; definitivamente asimiló todo lo que le fue impartido. Esto lo consiguió cuando estudió en el Liceo Francisco Lazo Martí en San Fernando de Apure, su espíritu rebelde, sus ideas humanistas y de desarrollo estuvieron con él hasta el momento de su muerte, Justo Rojas fue JUSTO en sus creencias e ideales con los que vivió y luchó hasta sus últimos días.
Justo termina de cursar el bachillerato y decide estudiar medicina, por lo que viaja a la Universidad de Los Andes en Mérida para iniciar sus estudios.
Sus ideas revolucionarias pudieron más en ese momento, deja los estudios y se une a la guerrilla, de allí su nombre como guerrillero “Justo Rojas”.
Permanece formando parte de estos grupos por espacio de un año a año y medio, cuando deserta; de alguna manera entendió que el medio para combatir la ideas no era la lucha armada.
Debió esconderse de sus compañeros guerrilleros y de las fuerzas de seguridad del gobierno cada quien lo buscaba y con justa razón. Por un tiempo se refugia en Barinas en casa de un familiar y por intermedio de amigos logra llegar a Mantecal, lugar en el cual se emplea como maestro de aula, gracias a otras ayudas para ingresar a este medio.
Justo llega a Mantecal en el 08 de septiembre de 1967 y se incorpora a la plantilla de maestros del Grupo Escolar “José Antonio Páez”; el director del grupo escolar para ese momento era el profesor Rafael Espinoza Luna y el subdirector el profesor Pedro Zapata Santana.
En una ocasión, siendo maestro de sexto grado, llega de visita al pueblo el señor Teodoro Petkoff. Se realizó una reunión en el negocio de Don Felicio Vera (fallecido), siendo invitados a ella varios compañeros de curso entre quienes se pueden nombrar a Elda Espinoza, Eduardo Palencia (hijo), Mon (Ramon Aguilera), Orlando Aguilera, Omar Palencia entre otros.
Una vez en el ámbito académico y docente descubre que su pasión es la Docencia, de allí que realiza cursos de mejoramiento profesional y logra graduarse como pedagogo en Castellano y Literatura. Desarrolla su vida profesional en el área educativa llegando a ocupar el cargo de director del liceo, el cual hacía vida y compartía las paredes de la escuela José Antonio Páez.
Por su condición de persona humanista, progresista, hace esfuerzos por que se construya un nuevo liceo en Mantecal, logrando ver sus frutos para el año de 1998, siendo su primer director.
Su vida de docente la compartió con el ambiente político, llegando a ser concejal y ser vicepresidente de la cámara, no abandonó la política, ni la docencia; la docencia era su razón de existir.
Siendo un extranjero en Mantecal, sembró sus raíces en el pueblo, se enamoró recién llegado de Leddi Aguilar, hija de Doña Eulalia Aguilar con quien contrae matrimonio en marzo de 1969. Tuvieron 4 hijos: Aníbal José, Luis José, José Vicente y María Fernanda José.
Por cuestiones del destino debió separarse de su esposa Leddi y años después conoce a una compañera de trabajo, Gricelys Parra con quien formaliza una unión familiar, crían tres hijos: Aníbal Andrés, César Aníbal y Milena Alfonsina.
Justo, nació en el vecindario el Chiguire, Elorza, estado Apure, el 16 de febrero de 1948, hijo de Aníbal Vicente Meléndez Molina quien era oriundo de Tunja, departamento de Boyacá, Colombia y de Doña María Josefa Archila Lavado, nacida en Elorza, el nombre registrado en la partida de nacimiento de Justo para esa fecha fue de Aníbal José Meléndez Archila.
Si, Aníbal Meléndez como era comúnmente conocido en el pueblo y sus alrededores, este señor dejó huellas en Mantecal, este pueblo fue su lugar de desarrollo personal y familiar, en ningún momento pensó vivir en otro sitio que no fuera el pueblo que lo rescató, que lo hizo suyo, que lo vio progresar y lo vio morir a muy temprana edad.
Aníbal José muere el 01 de diciembre de 2000 a la 1 am en el hospital Martin Lucena producto de un infarto debido a un edema pulmonar a la edad de 52 años.
Muy entretenida la historia!, no conocía esas facetas del Profesor Aníbal Meléndez!, además de que fue un excelente profesor, siempre lo menciono como la persona que me enseñó gramática y ortografía de la mejor manera y que me ha servido a lo largo de mi formación.